En el marco del conficto con la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), que encabeza Abel Furlán, fracasó otra audiencia con las cámaras para otorgar un aumento salarial en la rama metalmecánica y por eso la Secretaría de Trabajo, dirigida por Julio Cordero, extendió por 5 días más la conciliación obligatoria.
Si no se firma un acuerdo, ya vencida la conciliación obligatoria, la UOM quedaría en libertad de acción desde el martes 3 de junio y comenzaría un plan de lucha que contempla paros escalonados.
El gremio metalúrgico reclama un aumento del 6% en dos cuotas de 3%, más un 5% sobre la base de cálculo de abril, mientras que los empresarios ofrecen un 2%, en dos tramos de 1%, en sintonía con la pauta del Gobierno, además de un 2% para la base de cálculo.
En el tablero sindical se empiezan a generalizar los reclamos salariales que buscan romper el tope del 1% mensual, pese a que la Secretaría de Trabajo no homologa las mejoras que superan esa cifra.
Es lo que sucede, por ejemplo, con la paritaria de la Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (FAECYS), que conduce Armando Cavalieri, que cerró un acuerdo salarial con las cámaras empresariales que superó la pauta oficial del 1% por mes-por primera vez desde que asumió Milei- y los funcionarios de La Libertad Avanza ya advirtieron que no lo homologarán.
El sindicato ratificó el aumento del 5,4% distribuido en tres tramos (1,9% en abril, 1,8% en mayo y 1,7% en junio), que es objetado por el Ministerio de Economía, y aseguró que será pagado igual aunque la Secretaría de Trabajo no lo homologue porque así lo establece una cláusula firmada por los empresarios que «garantiza la validez y aplicación del acuerdo, incluso en el caso de que la homologación administrativa no se produzca de manera inmediata”.
Cavalieri se resiste a reformular el acuerdo del 5,4% trimestral (que algunos empresarios aseguran que llega al 9,6% en los bolsillos por el impacto de las sumas fijas en los sueldos) y asegura que los supermercados y los comercios pagaron igual el aumento a los trabajadores, aunque en el sector empresarial aclararon que se abonó el incremento acordado sólo a manera de anticipo.
Por su parte, la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), que lidera Gerardo Martínez, se declaró en estado de alerta y movilización en todo el país luego de “la negativa de la Cámara Argentina de la Construcción (CAMARCO) de llegar a un acuerdo de recomposición salarial que contemple los índices inflacionarios y la pérdida del poder adquisitivo de los salarios producida en los últimos meses”.
Según informó el gremio, el estado de alerta y movilización entró en vigencia “de manera inmediata” a partir de este martes y contempla la realización de asambleas en los lugares de trabajo y posibles medidas de fuerza que se pueden decidir en los próximos días.
La última paritaria de la construcción se firmó el 21 de febrero pasado y consistió en un aumento del 4,3% para el período enero-marzo en tres tramos del 1,8%, 1,5% y 1%, más dos sumas fijas no remunerativas de $20.000 para febrero y marzo.
De esa forma, la UOCRA se sumó a otros sindicatos que pactaron aumentos salariales a tono con la tendencia descendente de la inflación del primer bimestre del año, pero el problema es que el alza del costo de vida de marzo, que alcanzó el 3,7%, produjo un desfase en los convenios que se habían firmado por debajo de ese porcentaje.