La crecida del río Paraná está teniendo un efecto reparador para el daño ambiental causado a los humedales por la sequía y la extrema bajante de los últimos años.

Según Jorge Bártoli, miembro de la organización ecologista El Paraná No se Toca, las lluvias asociadas al fenómeno de El Niño han elevado el nivel del río, en nivel de alerta, superó los 3,5 metros en San Nicolás.

Después de meses de humedales vacíos de agua, esta crecida era algo esperado y va a ayudar a recomponer el enorme daño ambiental causado por la sequía y la bajante del río en los últimos años.

A pesar de los beneficios ambientales, Bártoli reconoce que la crecida del río puede afectar a las actividades humanas, especialmente a las personas que viven en áreas inundables y en situación de vulnerabilidad.

Esta crecida es especialmente beneficiosa para la reproducción de peces y el ciclo reproductivo de especies como el sábalo, que es la forrajera de otras especies. Además, facilita la recomposición de la masa vegetal y las especies típicas de estos ecosistemas, según explicó Bártoli.