La actividad económica cerró el primer semestre con señales de estancamiento, luego de un repunte inicial tras la recesión del año pasado. En febrero había logrado alcanzar valores similares a los máximos de mediados de 2022 y fines de 2017, pero la recuperación se interrumpió y no volvió a superar ese registro.
En detalle, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) de junio mostró que la actividad cayó 0,7% mensual. En la comparación interanual creció 6,4% y acumuló un alza de 6,2% en el primer semestre.
“Este repunte se explica en gran medida por la baja base de comparación del primer semestre de 2024, cuando la actividad había caído 3,6% interanual. Pasado ese complicado período, la economía inició una fase de recuperación en el tercer trimestre de 2024, y creció de manera casi sostenida hasta febrero de este año, cuando alcanzó un ‘techo’. Desde entonces, la actividad se mantiene estancada y aún no logra superar esos niveles, en junio se ubicó 1,3% por debajo de aquel pico», resaltó Invecq.

En el segundo trimestre la economía mostró una virtual parálisis, con un avance de apenas 0,1% frente al trimestre previo. El resultado obedeció a la caída de junio, a la revisión a la baja de abril —que pasó de un alza de 1,9% mensual a 1,5%— y a la contracción de mayo (-0,2%). Con estas correcciones, el arrastre estadístico indica que, si la actividad se mantuviera en el nivel de junio, 2025 cerraría con un crecimiento de 4% interanual, por debajo de las proyecciones oficiales y del FMI, que prevén entre 5% y 5,5%.
“El comienzo del segundo semestre tampoco es auspicioso, algunos datos de julio muestran que varios sectores atravesaron un mes complicado”, sostiene y menciona que la actividad industrial cayó 1,4% (FIEL), la construcción retrocedió 0,4% (Índice Construya), la producción automotriz se desplomó 5,3% (ADEFA) y la molienda de soja bajó 7,2%. En contraposición, los sectores que registraron subas fueron despachos de cemento (+2%), producción de petróleo (+2,7%) y de acero (+0,9%).

